La vida de sacrificio con Cristo
De la Constitución de la Orden
Artículo 33
Por una vida de penitencia que caracteriza nuestra vocación paulina, tomamos parte en la inmolación salvífica de Cristo, nos unimos con la Iglesia en penitencia que se regenera constantemente. Los actos de penitencia nos llevan a abandonar el pecado, a una transformación interior en el hombre nuevo y a consolidar la voluntad de pertenecer a Dios.
Artículo 34
Nuestros Padres vivieron con el misterio de la Cruz, a través de las dificultades y mortificaciones adoptadas voluntariamente, se asimilaban a Cristo sufriente por los pecados del mundo. Siguiendo su ejemplo, los Capítulos y los superiores fijarán las prácticas penitenciarias y mortificaciones, conforme los requisitos actuales de la vida religiosa; de manera especial, en los días y períodos de tiempo de carácter penitencial por voluntad de la Iglesia.
Artículo 35
Las manifestaciones básicas de la vida penitencial son: la mortificación del cuerpo por medio del ayuno y abstinencia; el trabajo sobre uno mismo y un estudio perseverante; soportar las contrariedades, los sufrimientos y la vejez. Cabe recordar que el espíritu de penitencia también es necesario en: la práctica de los consejos evangélicos, la fidelidad a la vida de oración y la vida comunitaria, compromiso pleno con las obras apostólicas. Además, leyendo los signos del tiempo, acogemos unas nuevas formas de penitencia para llamar a los demás a la conversión de forma más eficaz.
La actitud y obras de penitencia las unimos al sacramento de penitencia frecuente (can. 664), en el cual nos encontramos con Cristo que perdona y repara los pecados del mundo frente al Padre celestial.
Artículo 36
Todos los viernes de Cuaresma los miembros de nuestra Orden guardan ayuno y la abstinencia de carne.
La abstinencia de carne:
a) todos los viernes del año, salvo las festividades,
b) todos los sábados del año - en honor a la Santísima Virgen María, salvo las festividades,
c) desde al Domingo V de Cuaresma (incluido) hasta el Sábado Santo, salvo el Jueves Santo,
d) 7 de diciembre, en la vigilia de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
El ayuno estricto, sin proteínas, es obligatorio:
- la vigilia de San Pablo Primer Eremita,
- el Miércoles de Ceniza,
- el Viernes Santo.
LETANÍA A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO
Señor, ten piedad de nosotros. (se repite)
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, que sois un solo Dios,
Sangre de Cristo, el unigénito del Padre Eterno, Sálvanos
Sangre de Cristo, Verbo de Dios encarnado,
Sangre de Cristo, del testamento nuevo y eterno,.
Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía,
Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación,
Sangre de Cristo, brotada en la coronación de espinas,
Sangre de Cristo, derramada en la cruz,
Sangre de Cristo, prenda de nuestra salvación,
Sangre de Cristo, precisa para el perdón,
Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las almas,
Sangre de Cristo, manantial de misericordia, Sangre de Cristo, vencedora de los espíritus malignos,
Sangre de Cristo, que das valor a los mártires,
Sangre de Cristo, fortaleza de los confesores,
Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes,
Sangre de Cristo, socorro en el peligro,
Sangre de Cristo, alivio de los afligidos,
Sangre de Cristo, solaz en las penas,
Sangre de Cristo, esperanza del penitente,
Sangre de Cristo, consuelo del moribundo,
Sangre de Cristo, paz y ternura para los corazones,
Sangre de Cristo, promesa de vida eterna, Sangre de Cristo, que libras a las almas del purgatorio,
Sangre de Cristo, acreedora de todo honor y gloria,
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos, Señor
-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos, Señor
-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros
V. ¡Oh Señor!, nos has redimido en tu sangre.
R. Y nos hiciste reino de nuestro Dios.
Oración:
Señor Dios todopoderoso, que para gloria tuya y salvación de los hombres constituiste a Cristo sumo sacerdote, concede al pueblo cristiano, adquirido para ti por la sangre preciosa de tu Hijo, recibir en la eucaristía, memorial del Señor, el fruto de la pasión y resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo.
Amen.
LETANÍAS DE LA HUMILDAD
Jesús manso y humilde de Corazón, Óyeme
Del deseo de ser lisonjeado, Líbrame Jesús
Del deseo de ser alabado,
Del deseo de ser honrado,
Del deseo de ser aplaudido,
Del deseo de ser preferido a otros,
Del deseo de ser consultado,
Del deseo de ser aceptado,
Del temor de ser humillado,
Del temor de ser despreciado,
Del temor de ser reprendido,
Del temor de ser calumniado,
Del temor de ser olvidado,
Del temor de ser puesto en ridículo,
Del temor de ser injuriado,
Del temor de ser juzgado con malicia
Que otros sean más amados que yo, Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean más estimados que yo,
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
Que otros sean preferidos a mí en todo,
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,
Oración:
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo.
Amén.