Liturgia
De la Constitución de la Orden
Artículo 20
La liturgia santa es la cima hacia la cual se encamina la acción de la Iglesia y al mismo tiempo, la fuente de la cual mana todo su poder. Para nosotros, en cambio, es fuerza para vivir según los consejos evangélicos y una ayuda eficaz para la realización de las tareas de nuestra comunidad religiosa en la Iglesia de Dios.
A través de la Palaba de Dios, el Sacrificio Eucarístico, los Sacramentos y la Liturgia de las Horas, Cristo continúa su misión sacerdotal, llevando a cabo nuestra santificación y alabanza al Padre, que son al mismo tiempo, el propósito de nuestra actividad.
Artículo 21
La celebración de la Eucaristía constituye el centro de la vida de toda la comunidad, y es fuente de perfeccionamiento del amor fraterno. De una participación activa y consciente en el Sacrificio Pascual, cogemos las fuerzas para el trabajo apostólico. Fortalecemos la esperanza de mantenernos en el bien hasta el final y aguardamos la venida del Señor.
Por ello, nos reunimos cada día en la Santa Misa conventual para vivir todos los acontecimientos de nuestra vida juntos con el Señor; además, acogemos el Cuerpo de Cristo y adoramos al Señor presente en el Santísimo Sacramento (can. 663 § 2).
Todos los miembros de la Comunidad deberían prepararse debidamente para la celebración del Sacrificio Eucarístico y la participación en el, especialmente a través de la meditación matutina y la Liturgia de las Horas, y dar gracias a Dios al terminar (Cf. can. 909).
Artículo 22
Responsables del crecimiento en la santidad de toda la comunidad religiosa, y al mismo tiempo conscientes de la propia naturaleza pecadora, según dicta la consciencia, al menos dos veces al mes recurrimos a la misericordia de Dios en el sacramento del perdón. Cambiamos nuestro modo de pensar y nuestra personalidad a la de Cristo Jesús. Nos convertimos en un "hombre nuevo". De esta forma se podrán cumplir en nosotros las palabras del Apóstol: "y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (Ga 2,20). Cada día hacemos el resumen de consciencia.
Artículo 23
Los hermanos gravemente enfermos o mayores, en especial frente al peligro de muerte, reciben el sacramento de los enfermos para que unidos a Cristo sufriente, salvador del mundo, puedan completar la salvación propia y, tras un sacrificio paciente, ayudar en la salvación de los demás.
Artículo 24
La Liturgia de las Horas cantada por el coro, es una de las tareas principales de nuestra vocación paulina. Por medio de ella, unidos a Cristo, en nombre de la Iglesia y de todas las personas, le damos gloria a Dios y suplicamos la salvación para el mundo.
La Liturgia de las Horas común en las horas de día correspondientes, santifica el tiempo que pertenece al Señor. Por lo tanto, todos los miembros del convento están obligados a la participación en la Liturgia de las Horas cantada.
Artículo 25
Percibiendo la presencia de Dios en todas partes, deseamos alabarlo en todos los acontecimientos de nuestra vida. Por lo tanto, con buena gana recibimos los sacramentos de la Iglesia y los suministramos con una actitud de corazón que hace usar las cosas materiales para nuestra santificación y la alabanza de Dios.