Oraciones por las vocaciones
Oración de San Juan Pablo II
Padre Bueno, en Cristo tu Hijo nos revelas tu amor, nos abrazas como a tus hijos y nos ofreces la posibilidad de descubrir, en tu voluntad, los rasgos de nuestro verdadero rostro.
Padre santo, Tú nos llamas a ser santos como Tú eres santo. Te pedimos que nunca falten a tu Iglesia ministros y apóstoles santos que, con la palabra y con los sacramentos, preparen el camino para el encuentro contigo.
Padre misericordioso, da a la Humanidad extraviada, hombres y mujeres, que, con el testimonio de una vida transfigurada, a imagen de tu Hijo, caminen alegremente con todos los demás hermanos y hermanas hacia la patria celestial.
Padre nuestro, con la voz de tu Espíritu Santo, y confiando en la materna intercesión de María, te pedimos ardientemente: manda a tu Iglesia sacerdotes, que sean testimonios valientes de tu infinita bondad.
¡Amén!
Oracióna a la Virgen María
María, humilde sierva del Altísimo, el Hijo que engendraste te ha hecho sierva de la humanidad.
Tu vida ha sido un servicio humilde y generoso:
has sido sierva de la Palabra cuando el Ángel
te anunció el proyecto divino de la salvación.
Has sido sierva del Hijo, dándole la vida
y permaneciendo abierta al misterio.
Has sido sierva de la Redención,
permaneciendo valientemente al pie de la Cruz,
junto al Siervo y Cordero sufriente,
que se inmolaba por nuestro amor.
Has sido sierva de la Iglesia, el día de Pentecostés
y con tu intercesión continúas generándola en cada creyente,
también en estos tiempos nuestro, difíciles y atormentados.
A tí, Joven Hija de Israel, que has conocido la turbación del corazón joven
ante la propuesta del Eterno, dirijan su mirada con confianza los jóvenes del tercer milenio.
Hazlos capaces de aceptar la imitación de tu hijo
a hacer de la vida un don total para la gloria de Dios.
Hazles comprender que servir a Dios satisface al corazón,
y que sólo en el servicio de Dios y de su Reino
nos realizamos según el divino proyecto
y la vida llega a ser himno de gloria a la Santísima Trinidad.
Amén.
Oración #3
Te damos gracias, Dios nuestro, por
tu llamada del Bautismo
a ser tu pueblo.
Te respondemos otra vez con nuestro "Sí".
Danos fidelidad para tu causa
y para nuestra vocación.
Renueva con un espíritu de
entusiasmo a todos los que
se dedican al servicio de
tu pueblo.
Da a nuestros jóvenes el deseo
de dedicarse a este servicio
en la vida religiosa, en el
sacerdocio, o como diáconos
y ministro laicos.
Llena sus corazones con tu
Espíritu de Sabiduría para
que proclamen tu evangelio,
y den testimonio de tu presencia
entre nosotros.
Amén.
Oración #4
Amadísimo y generoso Dios,
Eres Tú quien nos llama
por nuestro nombre y
nos pides que te sigamos.
Ayúdanos a crecer en el amor
y en el servicio a nuestra Iglesia.
Danos el entusiasmo
y la energía de tu Espíritu
para preparar su futuro.
Danos líderes llenos de fe
que abracen la misión de Cristo
en amor y en justicia.
Bendice la Iglesia de _______
con líderes de nuestras familias
que dediquen sus vidas
al servicio de su pueblo
como sacerdotes, religiosos,
diáconos y ministros laicos.
Inspíranos a conocerte mejor y
abre nuestros corazones
para oír tu llamada.
Amén.
Oración #5
Virgen de Guadalupe,
Evangelizadora de las Américas,
¡Madre de Dios, Madre de la Iglesia
y Madre Nuestra! Tú eres el orgullo
de nuestra gente. Jesús, tu Hijo, cambió
el agua en vino porque tú se lo pediste.
Te imploramos, Madre Misericordiosa,
que obtengas para nosotros todas las
gracias que necesitamos de tu Hijo.
Intercede ante Él para que bendiga a las
Américas con muchas vocaciones al
sacerdocio, a la vida religiosa, al
matrimonio cristiano y a la vida laical.
Madre de Dios, ruega por nosotros ahora
y siempre.
Amén
Oración #6
SEÑOR JESÚS,
te pedimos que envíes a tu pueblo
los servidores que necesita.
Escoge de nuestras parroquias,
de nuestros hogares,
de nuestras escuelas y universidades
una abundante cosecha
de ardientes apóstoles para tu Reino:
sacerdotes, religiosos, religiosas,
diáconos, misioneros y
apóstoles seglares;
y haz que los llamados por Ti
nunca pierdan conciencia de la
grandeza y necesidad de su vocación.
¡Oh!, Virgen María,
Madre de la Iglesia,
enseña a decir a todos los llamados
por el Señor,
un sí con alegría,
como el que tú dijiste en la Anunciación.
Oración #7
Oh Dios Todopoderoso y Eterno
en tu inagotable amor has provisto
ministros para tu Iglesia.
Concédenos en nuestros días
excelentes y adecuados sacerdotes
para que sirvan y santifiquen a tu pueblo.
Inspira una respuesta generosa y valiente
en los corazones de tu pueblo,
para así aumentar el número de
ordenaciones sacerdotales.
Confirma y sostén a aquellos
que se han comprometido
a llevar a cabo la obra de Cristo,
el Buen Pastor,
predicando el Evangelio y uniendo
a tu Santo pueblo
en uno solo en Cristo.
Esto te lo pedimos en el nombre
de Cristo nuestro Señor.
Amén.
Oración #8
Padre, tú llamas a cada uno de
nosotros por nombre y nos pides
que te sigamos.
Bendice a tu Iglesia y danos dedicados
y generosos líderes de nuestras familias
y amigos quienes puedan servir a
tu pueblo como religiosas, sacerdotes,
diáconos y ministros laicos.
Inspíranos mientras crecemos en tu
amor y abre nuestros corazones
para oír tu llamada.
Te lo pedimos en
nombre de Cristo.
Amén.
Oración #9
Padre, escucha las oraciones de tu pueblo,
y haz madurar la semilla que tú sembraste
en el campo de tu Iglesia.
Haz que mucha de tu gente escoja servirte
dedicándose al servicio
de sus hermanos y hermanas.
Elige ministros dignos de tus altares
y ardientes pero bondadosos servidores del Evangelio.
Que aquellos que siguen las huellas de Cristo, tú Hijo,
crezcan y provean por su forma de vida
una señal convincente de tu reino
para la Iglesia y todo el mundo.
Que todos los ministros de tu Iglesia
aumenten en números,
y sean persistentes en sus oraciones,
y que desempeñen su ministerio con generosidad e interés
por otros.
Padre, consérvalos fieles al llamado del Evangelio;
que el mundo vea en ellos
la imagen viviente de tu Hijo, Jesucristo,
quien es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.