Eucaristía

De la Constitución de la Orden

Artículo 21

La celebración de la Eucaristía constituye el centro de la vida de toda la comunidad, y es fuente de perfeccionamiento del amor fraterno. De una participación activa y consciente en el Sacrificio Pascual, cogemos las fuerzas para el trabajo apostólico. Fortalecemos la esperanza de mantenernos en el bien hasta el final y aguardamos la venida del Señor.

Por ello, nos reunimos cada día en la Santa Misa conventual para vivir todos los acontecimientos de nuestra vida juntos con el Señor; además, acogemos el Cuerpo de Cristo y adoramos al Señor presente en el Santísimo Sacramento (can. 663 § 2).

Todos los miembros de la Comunidad deberían prepararse debidamente para la celebración del Sacrificio Eucarístico y la participación en el, especialmente a través de la meditación matutina y la Liturgia de las Horas, y dar gracias a Dios al terminar (Cf. can. 909).


Oraciones antes de la Misa

Oración de San Ambrosio

Señor mío Jesucristo, yo pecador indigno, confiando en tu misericordia y  bondad, vengo a tomar parte en este Banquete Santísimo del Altar.
Reconozco que tanto mi corazón como mi mente están manchados con muchos pecados; y, que mi cuerpo y mi lengua no han sido guardados cuidadosamente. Por lo cual, Dios adorable, yo miserable pecador, en medio de tantas angustias y peligros, recurro a Ti que eres fuente de misericordia, ya que me es imposible excusarme ante tu mirada de Juez irritado. Deseo vivamente obtener tu perdón, ya que eres mi Redentor y Salvador.
A Ti Señor presento mis debilidades y pecados para que me perdones. Reconozco que Te he ofendido frecuentemente. Por eso me humillo y me arrepiento y espero en tu misericordia infinita. Olvida mis culpas y no me castigues como merecen mis pecados. Perdóname, Tú que eres la misma bondad. 
Amén.

Oración de Santo Tomás de Aquino

Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.
Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Angeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.
Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento !Oh benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incorporarme a su Cuerpo místico, y contarme como a uno de sus miembros.
!Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El cual con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oraciones después de la Misa

Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del Costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparta de Tí.
Del enemigo malo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Tí. 
Para que con tus Santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.

Acto de entrega de sí

Toma mi Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Tí, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta.
Amén.

Oración a la Santísima Virgen

María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, que concebiste en tus entrañas, alimentaste con tu pecho y estrechaste en tus brazos. Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo; con humildad te lo presento y te lo ofrezco, para que lo abraces, lo ames con tu corazón y lo ofrezcas a la Santísima Trinidad en culto supremo de adorción, por tu honor y por gloria y por mis necesidades y por las de todo el mundo.
Te ruego, Madre, que me alcances el perdón de mis pecados y gracia abundante para servirle, de hoy en adelante, con mayor fidelidad; y por último, la gracia de perseverancia final, para que pueda alabarle contigo por los siglos de los siglos.
Amén.

Oración a San José

Custodio y padre de vírgenes, San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia, Cristo Jesús, y la Virgen de las vírgenes, María. Por estas dos queridísimas prendas, Jesús y María, te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María.
Amén.

Oración de San Buenaventura

Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, la médula de mi alma con el suavisísimo y saludabilísimo dardo de tu amor; co la verdadera, pura y santísima caridad apostólica, a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre sólo en amarte y en deseo de poseerte: que por Ti suspire, y desfallezca por hallarse en los atrios de tu Casa; anhele ser desligado del cuerpo para unirse contigo.
Haz que mi alma tenga hambre de Ti, Pan de los Ángeles, alimento de las almas santas, Pan nuestro de cada día, lleno de fuerza, de toda dulzura y sabor, y de todo suave deleite.
Oh Jesús, en quien se desean mirar los Ángeles: tenga siempre mi corazón hambre de Ti, y el interior de mi alma rebose con la dulzura de tu sabor; tenga siempre sed de Ti, fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias, abundancia de la Casa de Dios: que te desee, te busque, te halle; que a Ti vaya y a Ti llegue; en Ti piense, de Ti hable, y todas mis acciones encamine a honra y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin; para que Tú solo seas siempre mi esperanza, toda mi confianza, mi riqueza mi deleite, mi contento, mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi perfume, mi dulzura, mi comida, mi alimento, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi herencia, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija y firme e inconmoviblemente arraigada mi alma y mi corazón.
Amén.

Oración de Acción de Gracias de Santo Tomás de Aquino

Gracias te doy Señor Padre Omnipotente, eterno Dios, que a mí pecador, indigno siervo tuyo, sin mérito alguno y sólo por tu misericordia te has dignado alimentarme con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Te suplico que esta Sagrada Comunión no sea para mi alma ocasión de castigo, sino intercesión saludable de perdón. Que esta Sagrada Comunión sea para mía armadura de fe, escudo de buena voluntad, muerte de mis vicios, destierro de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad, de paciencia y de todas las virtudes. Sea digna defensa contra todos los enemigos de mi alma. Que sea perfecto remedio para mí espíritu; perpetua amistad contigo; verdadero Dios y Señor mío; y sello de mi muerte. Dichoso, ruégote tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable donde Tú, con tu Hijo y el espíritu Santo, eres para todos los santos, Luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Amén.