Dirección Espiritual

¿Qué es la dirección espiritual?

La dirección espiritual, en sentido cristiano, empezó con la labor personal de formación que Jesucristo ejercitó con los discípulos, enseñándoles, corrigiéndoles y animándoles, no sólo en grupo sino también uno por uno, en los momentos de confidencia personal (cfr. Mt 16,23; Lc 22,31; etc.). Asimismo, es muy significativo el ejemplo de Saulo, que después de la conversión es enviado a Ananías para que sea éste el que le instruya y le indique cómo ha de servir a Jesucristo (cfr. Hch 9,6).

El objetivo de la dirección espiritual consiste principalmente en ayudarte a discernir los signos de la voluntad de Dios con la ayuda del consejo de alguien más experimentado en la vida espiritual: el director o consejero espiritual.

Podemos así definir la dirección espiritual como: “la apertura a un guía espiritual, suscitada por el deseo de ver claro en sí mismo y por la disponibilidad a dejarse aconsejar y orientar a fin de discernir correctamente la voluntad de Dios“ (Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Orientaciones sobre la formación en los institutos religiosos, cp. 19).

Las preguntas y la exposición confiada que hagas de tus propios problemas, se colocan en el contexto de la búsqueda de la voluntad de Dios. Sólo a la luz de Cristo vas a poder descifrar tus misterios por eso tu director te va a ayudar a entrar en la conciencia de vos mismo a la luz del Evangelio, y te va a guiar para que te apoyes cada vez más en la confianza en Dios. La dirección espiritual ilumina tu mente, ayuda a tu voluntad, te consuela en las dificultades.

"Los humildes, [son] los que de verdad desean el crecimiento espiritual… Ruega, pues, a Dios con toda tu alma para que te dé un guía que sea según su corazón… Pondrás en él una gran confianza, mezclada de una sagrada reverencia, de suerte que la reverencia no disminuya la confianza y que la confianza no estorbe la reverencia… Pídele a Dios [un guía], y habiéndole hallado, persevera con él, dando gracias a su divina Majestad, y no buscando otras novedades, sino irte siempre por el camino que tu guía te muestra, simple, humilde y confiadamente; y con esto harás un dichoso viaje" (San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, I p., cp. 4).

 

¿Para qué sirve hacer dirección espiritual?

En tu vida cristiana se te van a presentar situaciones o momentos de ilusiones engañosas que pueden provenir de tu amor propio o de tu fantasía. Puedes caer en desánimos, desconfianza, mediocridad o negligencia, en tibieza, ansia excesiva de hacerte apreciar, falsa humildad, soberbia, autosuficiencia, tristeza, envidia, confusión, odio, falsedad, desprecio de los demás, preferencias egoístas. Si a eso añadimos tu temperamento, tu cultura y tus cualidades naturales, es muy difícil, sin el consejo y acompañamiento espiritual, ponerle luz a esas situaciones.

En la dirección espiritual vemos a una persona, puesta por el Señor, que conoce bien el camino, a quien abrimos el alma y hace de maestro, de médico, de amigo, de buen pastor en las cosas que a Dios se refieren. Nos señala los posibles obstáculos, nos sugiere metas más altas en la vida espiritual y puntos concretos para que luchemos con eficacia; nos anima siempre, ayuda a descubrir nuevos horizontes y despierta en el alma hambre y sed de Dios, que la tibieza, siempre al acecho, querría apagar. La Iglesia, desde los primeros siglos, recomendó siempre la práctica de la dirección espiritual personal como medio eficacísimo para progresar en la vida cristiana.

¿De qué puedo hablar con mi director espiritual?

En la dirección espiritual con apertura, sinceridad, autenticidad y coherencia, puedes contar lo que está en tu conciencia y la situación en la que te encuentras respecto al proyecto de vida que hiciste. Puedes pedir consejo sobre las virtudes humanas y cristianas que quieres desarrollar, sobre los defectos que quieres corregir, sobre tu vocación, sobre tu oración, sobre la vida en tu familia, sobre la vida con tus amigos y en tu trabajo, y en tu grupo o comunidad cristiana. La actitud de fondo es la de quien pregunta cómo agradar a Dios y ser más fiel a su voluntad.

En otras palabras, la dirección espiritual no suprime sino que exige y fomenta tu responsabilidad personal. La docilidad en la dirección espiritual es una disposición que lleva a descubrir en tu conciencia personal la llamada de Dios; pero es tu conciencia la que tiene la última palabra, y recibiendo la dirección espiritual no descargas tu responsabilidad en la conciencia del director. Por todo eso, se suele decir que la autoridad del director espiritual es la autoridad de un maestro, no la de un superior al que se deba obediencia.